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La Asianización I: Tendencias del comercio exterior

La dinámica posterior a la Segunda Guerra Mundial provocó el rescate de Europa por la destrucción de los mismos europeos. Estados Unidos llegó al rescate del viejo continente para arribar a la firma de una paz duradera que trajo el Plan Marshall. En este siglo XXI, China enarbola el Belt & Road Initiative (BRI), plan de vinculación logístico comercial, concebido en Asia por asiáticos y para asiáticos. 

Hasta mediados de 1800, Japón, China e India generaban el mismo PIB que Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania e Italia juntos. Con la Revolución Industrial estos países del G7 (1973) extendieron sus dominios y subyugaron a naciones como China e India y colonizaron el sur de Asia, después de dos siglos de dominio mundial europeo (1740-1940). El G7 está conformado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido. Los países del G-7 representan más del 64 % de la riqueza global. 

Estados Unidos consiguió ser poder hegemónico gracias a dos victorias: el fin de la Primera Guerra Mundial y la Guerra Hispanoamericana, que le dio control temporal sobre Cuba y Filipinas. Más adelante, con la reconstrucción europea en 1946, al final de la Segunda Guerra Mundial, es que emerge su demostración de poder militar, así como la formación de la ONU en 1945, la OTAN en 1949 y la Conferencia de Bretton Woods, conocida formalmente como la Conferencia Monetaria y Financiera de las Naciones Unidas, donde se establecieron las reglas para las relaciones comerciales y financieras entre los países más industrializados del mundo y se decidió la creación del Fondo Monetario Internacional en el año  1945 y el Banco Mundial en 1944.

Sin embargo, no fue hasta 1989, luego del fin de la Guerra Fría y la caída de la URSS y sus Repúblicas que se aliaron con la OTAN y pudo triunfar el capitalismo liberal en el mundo entero con excepciones. Durante el Consenso de Washington se desregula el comercio y se forma en 1995 la Organización Mundial del Comercio (WTO) para que con leyes del OESTE-USA, intervenciones de los organismos FMI, BM capital y la cultura Occidental, se planeara la agenda mundial.

Esta Hegemonía de Estados Unidos solo ha durado 70 años, marcada con los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 y la llegada de Donald Trump en 2016, que se recordará como el período de profunda ruptura con las siete décadas de hegemonía estadounidense. El fracaso de Afganistán y la Guerra de Irak, el encumbramiento de Wall Street creando extrema polarización élite de grandes mega-ricos contra la gente de la calle, así como la inhabilidad de integrar a Rusia y Turquía al Oeste, como ellos mismo declararon al integrarse al WTO, trajo el replanteamiento de la política económica y los valores sociales.

Hoy acumulamos gran deuda en nuestros países occidentales, así como naciones secuestradas por políticos populistas, creando polarización. Los llamados millenials occidentales han nacido en la guerra de terror, entre tensión racial, inequidad, violencia armada, arbitrariedad y demagogia. En Occidente se han incubado grandes proyectos tecnológicos, avances en medicina y comunicaciones que no han beneficiado a la población. Europa tiene jóvenes en austeridad económica, alto desempleo y políticos fuera de tono a lo que se vive en el día a día.

Estados Unidos se dedicó a ganar la Guerra Fría, mientras Asia se empeñó en crecer en estos últimos 40 años con estabilidad política, creando orgullo nacional al mejorar standard de vida. Por otro lado, se creó en Occidente (Estados Unidos) una clase media industrial, gracias al progreso de Asia y sus manufacturas.

El BRI es tan importante ahora en el siglo XXI como lo fue la creación de la ONU en 1945. Con este proyecto, China se ha embarcado en la iniciativa internacional más importante de las últimas décadas, con el objetivo de estimular el desarrollo y el comercio en un vasto territorio que agrupa más de 60 países y a más de la mitad de la población mundial. El plan se propone el impulso de dos redes, una terrestre y otra marítima. La ruta terrestre busca conectar China con Europa, el Sudeste Asiático, el Golfo Pérsico y el Mediterráneo y se concreta a través de seis corredores principales. El recorrido marítimo persigue unir los puertos chinos con Europa a través del mar del sur de la China, la zona meridional del Pacífico y el Índico.

Asia tiene mucho que aprender de Occidente y viceversa (tener visión oriental a largo plazo). Ese continente, alguna vez fue el centro y futuro del mundo. La Zona Económica de Asiática, desde el golfo árabe y Turquía en Oeste hasta Japón y Nueva Zelanda en el Este y Rusia en el Norte, así como Australia en el sur, representan el 50% del PIB y 66% del crecimiento económico mundial.

De los 30 Trillones de crecimiento en consumo de clase media del 2015-2030, solo 1 trillones vendrán de Occidente, el resto se consumirá en Asia y por esa razón produce, exporta y consume más bienes que ninguna otra región, con una población de 5.3 billones de personas, el 60% de la población mundial. Esa zona invierte y comercializa más que Europa o Norteamérica, tiene muchas de las grandes economías, más reserva de moneda extranjera, los más grandes bancos y compañías industriales y tecnológicas, y ejércitos.

Dos milenios atrás las dispares civilizaciones asiáticas habían establecido lazos diplomáticos, comerciales y culturales India-China y Turquía. Desafortunadamente el colonialismo europeo lo fracturó, convirtiéndolos en pequeños territorios pobres sobrevivientes a la hegemonía de Occidente, que al finalizar la Guerra Fría en los años 80-90´s, con el tiempo se convirtieron en zonas competitivas de influencia. Un ejemplo de ello es la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN),  creada en 1967 ASEAN).

El período después de la Guerra Fría marca el advenimiento de una nueva fase de un tejido asiático coherente, que no solo comparten fronteras geográficas si no también diplomacia, guerra y comercio, donde los miembros del sistema son soberanos e independientes y también poderosamente interdependientes; un sistema formado de alianzas, instituciones, infraestructura, comercio, inversión y cultura.

A través de la historia de los sistemas internacionales las ancestrales ciudades de Mesopotamia, la liga de Delos (Delian League) liderada por Atenas (Grecia), los estados Guerreros Chinos fueron ejemplos del pequeño sistema a escala. Europa es la región  más integrada, resurgido de las cenizas de la Primera Guerra Mundial. No solo se reconstruyeron físicamente, sino que formaron coaliciones a través de la alianza del carbón y el acero Benelux.

Norteamérica es después de Europa el sistema más integrado. Estados Unidos, México y Canadá, compartiendo estos dos primeros la frontera comercial más congestiva comercialmente. Asia, por su parte, está creando sus propios lazos diplomáticos para coordinar, regular y gobernar su comercio, infraestructura y flujos de capital con la creación en 2014 de Asian Infrastructure Investment Bank (AIIB), así como en 2012 fundaron su Regional Economic Comprehensive Partnership (RCEP), un acuerdo de libre comercio propuesto entre los diez estados miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático y los seis estados de Asia-Pacífico con los que la ASEAN tiene acuerdos de libre comercio existentes.

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